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Obsesión, aislamiento y muerte: la historia de Augusta, la madre de Ed Gein, uno de los criminales más temidos

El lanzamiento de Monster en Netflix evoca algunos de los crímenes más inquietantes que realizó ...

El lanzamiento de Monster en Netflix evoca algunos de los crímenes más inquietantes que realizó Ed Gein. Apodado como el Carnicero de Plainfield, su figura ha trascendido el ámbito policial para convertirse en uno de los criminales más temidos en la historia de Estados Unidos.

Sus historias sirvieron como fuente de inspiración de películas emblemáticas del cine de terror, como Psicosis, El silencio de los inocentes y La matanza de Texas. Más allá de los asesinatos y la profanación de tumbas, su historia está marcada por la influencia absoluta de su madre, Augusta Wilhelmine Gein. El control excesivo resultó decisivo en el desarrollo de su personalidad y en la génesis de sus crímenes.

No solo cometió homicidios, sino que también confeccionó objetos y vestimentas a partir de restos humanos. Especialistas explicaron que se trataba de un intento por recrear la figura materna y, según sus propias palabras ante la policía, “convertirse” en su madre.

Historia de vida de Augusta Gein

La relación entre ambos, marcada por el aislamiento y una visión religiosa extrema, fue el detonante de una serie de hechos que dejaron una huella imborrable en la cultura popular. Comprender la vida de Augusta Gein es clave para desentrañar el origen de la conducta de su hijo y el impacto de su legado criminal.

La historia se remonta a 1878, cuando nació en La Crosse, Wisconsin, en el seno de una familia de inmigrantes alemanes de Prusia. Creció junto a ocho hermanos en un entorno dominado por el luteranismo antiguo, una corriente religiosa mucho más estricta que la predominante. A los 22 años, se casó con George Philip Gein, también descendiente de inmigrantes alemanes y nacieron el propio Ed y su hermano Henry George.

Mientras el papá de los hermanos se dedicaba a trabajos ocasionales y enfrentaba problemas de alcoholismo, Augusta sostenía el hogar y atendía una pequeña tienda de comestibles. Su resentimiento hacia su esposo, alimentado por sus convicciones religiosas que le impedían considerar el divorcio, se extendió con el tiempo hacia los hombres en general. Aunque deseaba tener una hija, finalmente fue madre de dos varones.

En 1915, tomó la decisión de trasladar a la familia a una granja aislada cerca de Plainfield, Wisconsin, con el objetivo de proteger a sus hijos de lo que consideraba la corrupción del mundo exterior. La educación de Ed estuvo marcada por el aislamiento y la sobreprotección. Los niños solo asistían a la escuela primaria local, un pequeño edificio con doce alumnos.

Las medidas desencadenaron un rechazo social debido a su timidez, un ojo vago y una lesión en la lengua que dificultaba su habla. Cada intento de socializar era castigado por Augusta, quien temía que su hijo siguiera los pasos de su padre y se convirtiera en un “fracasado alcohólico”.

La disciplina incluía inculcar en sus hijos un profundo desprecio por las mujeres y la convicción de que el sexo era obra del diablo. Con catorce años abandonó la escuela y su dependencia emocional hacia su madre se intensificó. Ella le exigía a sus hijos que permanecieran vírgenes, advirtiendo que las relaciones sexuales los condenarían.

La muerte del papá y hermano de Ed

La muerte de su papá en 1940 dejó a la mujer con el control absoluto del hogar. Cada día se iba entregando más a su madre, mientras su hermano se distanciaba. En mayo de 1944, Henry murió en circunstancias sospechosas durante un incendio en el campo.

Ed condujo a los agentes hacia el cuerpo, el cual presentó graves contusiones en la cabeza y ninguna quemadura. Sin embargo, el forense determinó que la causa de la muerte fue asfixia y la policía descartó la posibilidad de un crimen.

Tras el misterioso hecho, la familia quedó reducida a madre e hijo y poco después, el criminal quedó completamente solo tras la muerte de Augusta. Devastado por la pérdida, selló el dormitorio y la sala de estar de su madre para preservarlos intactos. Durante este periodo, comenzó a interesarse por temas como la reducción de cabezas, el robo de tumbas y la anatomía humana.

Repercusiones en la vida y hallazgos en la granja

La crianza y posterior desaparición de su mamá marcó el inicio de la desintegración mental de Ed. Sus vecinos notaron su deterioro físico y emocional, así como su creciente aislamiento. En 1947, comenzó a experimentar visiones y sintió la necesidad de visitar el cementerio donde estaba enterrada su madre.

Allí, desenterró su cadáver, le retorció la cabeza y trató de encogerla, imitando técnicas que había leído en sus libros. Pronto, empezó a buscar obituarios de mujeres que se parecieran a Augusta, profanando sus tumbas y utilizando partes de sus cuerpos para confeccionar un traje de mujer con el que pretendía “convertirse” en su madre, según declaró posteriormente a la policía.

También fabricó muebles y objetos domésticos con restos humanos, como lámparas, sillas y cuencos, elementos que inspiraron la película La matanza de Texas. Con el tiempo, pasó de la profanación de tumbas al asesinato, matando al menos a dos mujeres y sumando partes de sus cuerpos a su macabra colección.

Finalmente, fue arrestado en 1957 y pasó el resto de su vida en hospitales psiquiátricos hasta su muerte en 1984. Actualmente, su caso sigue siendo motivo de análisis e inspiración para historias de crímenes en Estados Unidos.

Fuente: https://www.infobae.com/estados-unidos/2025/10/20/obsesion-aislamiento-y-muerte-la-historia-de-augusta-la-madre-de-ed-gein-uno-de-los-criminales-mas-temidos/

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