Descubren proteína clave que protege la piel de la inflamación
Un descubrimiento científico podría transformar el futuro de quienes sufren enfermedades inflamatorias de la ...
Un descubrimiento científico podría transformar el futuro de quienes sufren enfermedades inflamatorias de la piel. Por primera vez, investigadores del VIB-UGent Center for Inflammation Research lograron identificar una proteína crucial que actúa como una especie de “escudo biológico”, capaz de proteger la dermis de la inflamación descontrolada.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades de la piel están entre las afecciones más frecuentes del mundo, causan discapacidad, estigmatización y afectan la calidad de vida de millones de personas, por lo que su abordaje figura como prioridad internacional en la hoja de ruta para 2030.
Al profundizar en los mecanismos más íntimos de nuestras células, el avance aporta una esperanza real para millones de personas afectadas por patologías autoinmunes como la psoriasis o el lupus, enfermedades para las que los tratamientos actuales siguen siendo insuficientes o generan efectos secundarios indeseados.
Este hallazgo, publicado en la revista Immunity, no solo revela nuevas piezas del complejo rompecabezas del sistema inmunitario, sino que también abre la puerta a terapias más eficaces y seguras para el cuidado de la piel en el futuro.
ATG9A: la guardiana celular contra la inflamaciónEl equipo del VIB-UGent Center for Inflammation Research, dirigido por Dario Priem y Mathieu JM Bertrand, estudió a fondo cómo la piel, más allá de servir como una barrera física, cumple un papel activo en el sistema inmunitario. Detectaron que cuando se produce una muerte descontrolada de las células cutáneas, se generan señales de alarma que pueden causar inflamación grave, como sucede en enfermedades como la psoriasis o el lupus.
La clave de la investigación fue la proteína ATG9A, que facilita la eliminación de materiales dañinos dentro de las células gracias a un proceso llamado autofagia. Básicamente, la autofagia es un sistema de “limpieza interna” que poseen las células para deshacerse de residuos, proteínas defectuosas o partes dañadas, evitando así que se acumulen y provoquen problemas. Este mecanismo permite que las células reciclen sus componentes y previene la acumulación de proteínas inflamatorias.
Cuando ATG9A falta en las células de la piel —demostrado tanto en ratones modificados como en análisis de pacientes humanos— los animales presentan rápidamente cuadros severos de afección cutánea, con inflamación intensa y destrucción de la barrera protectora de la piel.
El Dr. Priem explicó que ATG9A actúa como un regulador maestro, encargándose de dirigir las proteínas inflamatorias hacia el proceso de autofagia para mantener el equilibrio y suprimir el exceso de señales inflamatorias. Además, el estudio revela que ATG9A participa en una forma poco convencional de autofagia, lo que significa que existen rutas adicionales y menos conocidas a través de las cuales la célula puede limpiar su interior, ampliando el conocimiento de los mecanismos celulares que protegen la piel.
El eje TNF–IFN–ZBP1 y nuevas alternativas para tratar enfermedadesPara entender mejor el surgimiento de estas enfermedades inflamatorias, los investigadores identificaron una interacción compleja entre tres actores fundamentales: el factor de necrosis tumoral (TNF), los interferones tipo I (IFN) y la molécula ZBP1.
De manera habitual, el TNF y los IFN se consideran impulsores independientes de la inflamación. Sin embargo, el estudio descubrió que el TNF puede “activar” de forma desmedida la producción de IFN, y este efecto en cadena se intensifica a través de ZBP1, agravando el daño en la piel.
Básicamente, se podría comparar este proceso con una alarma de incendio que, en vez de quedarse limitada a una zona, se expande descontroladamente por todo un edificio debido a un fallo en los sistemas internos de seguridad. En ausencia de la proteína ATG9A, ZBP1 provoca una muerte celular tan extrema que la enfermedad aparece y progresa rápidamente.
Este eje molecular TNF–IFN–ZBP1 representa un “nuevo camino” en el mapa de la inflamación, que hasta ahora había sido poco explorado. Esto es importante porque los tratamientos actuales suelen bloquear el TNF para frenar la inflamación, pero este enfoque puede traer efectos secundarios no deseados.
Actuar directamente sobre esta nueva vía podría permitir tratamientos mucho más específicos y con menor riesgo, como si se lograra reparar solo el cable defectuoso de un sistema en lugar de tener que desconectar toda la corriente eléctrica del edificio.
Además, intervenir en este eje no solo sería útil para la psoriasis, sino que podría beneficiar también a personas con enfermedades como la artritis reumatoide o la enfermedad inflamatoria intestinal, donde se detectan reacciones inmunes descontroladas semejantes.
Según el Instituto Flandes de Biotecnología, estimular la autofagia mediada por ATG9A ayuda a reducir la producción excesiva de IFN tipo I y evita el desarrollo o agravamiento de enfermedades autoinmunes. La modulación de la autofagia y el control de este nuevo eje molecular surgen así como estrategias prometedoras para el desarrollo de tratamientos innovadores en patologías inflamatorias crónicas de la piel y otros trastornos inmunológicos.
Mathieu JM Bertrand destacó que este avance amplía la comprensión sobre cómo se regula el sistema inmune e identifica nuevos blancos farmacológicos para quienes conviven con enfermedades cutáneas o inflamatorias crónicas, acercando la posibilidad de terapias más eficaces y personalizadas en el futuro.