Un adolescente de 19 años fue acusado de asesinar a la pareja de su madre e intentar desaparecer los restos en una licuadora
El hallazgo de un cerebro humano en una licuadora dentro de una vivi...
El hallazgo de un cerebro humano en una licuadora dentro de una vivienda de Staten Island conmocionó a la ciudad de Nueva York. Damien Hurstel, un joven de 19 años, enfrenta cargos por el asesinato y decapitación de Anthony Casalaspro, pareja de su madre, en el domicilio familiar de Cary Avenue, West Brighton, el pasado 6 de octubre.
Según información obtenida por el New York Post, la policía encontró restos del cerebro de la víctima en el electrodoméstico, tras una escena que los investigadores describieron como especialmente macabra.
Las autoridades informaron al New York Post que Hurstel confesó haber apuñalado y decapitado a Casalaspro, de 45 años, utilizando un cuchillo y una sierra. El cuerpo fue hallado en la ducha, con una cuchara clavada en el cráneo y un cucharón de plástico sobre el torso.
Fuentes policiales detallaron que el acusado extrajo el cerebro de la víctima con una cuchara y lo depositó en la licuadora, aunque no se esclareció cuál era su intención con este acto. Según el New York Post, Hurstel manifestó a la policía que planeaba deshacerse del cuerpo cortándolo en partes y triturando los restos en la licuadora, comenzando por el cerebro.
El perfil de Hurstel revela un historial de problemas psiquiátricos desde la adolescencia. Alicia Zayas, madre del acusado, relató al New York Post que su hijo comenzó a experimentar alucinaciones a los 13 años y que, en ese momento, inició un tratamiento con antipsicóticos.
Durante la adolescencia, Zayas supervisó de cerca la evolución de su hijo, pero al alcanzar la mayoría de edad perdió acceso a su información médica. Según la madre, en enero los médicos del Richmond University Medical Center modificaron la medicación de Hurstel sin notificarle, y desde entonces observó un deterioro en su estado mental.
El abogado defensor, Mark Fonte, describió al New York Post el encuentro con su cliente antes de la audiencia judicial como “escalofriante”. Fonte explicó que Hurstel tenía dificultades para distinguir entre la realidad y la fantasía, y que incluso dudaba de los hechos ocurridos tras su arresto.
El propio Hurstel manifestó no estar seguro de si había participado en una pelea en el hospital o si lo había imaginado. Además, el joven no pudo precisar si estaba recibiendo medicación en la cárcel de Rikers Island, donde permanece en aislamiento bajo vigilancia psiquiátrica y de prevención de suicidio.
El impacto del crimen en la familia fue inmediato. Tras la decapitación, Hurstel mostró la escena ensangrentada a su hermana Bri, de 16 años, y le preguntó si deseaba que su madre viviera. La adolescente, aterrorizada, pidió permiso para salir del baño y huyó para alertar a su madre.
En una llamada telefónica, Bri advirtió a Zayas: “Damien mató a Anthony y no tiene cabeza”, según relató la madre al New York Post. Zayas también recordó que su hijo intentó explicarle lo sucedido, asegurando que “iba a arreglarlo todo, como si fuera posible”.
Durante la audiencia en la Corte Suprema del condado de Richmond, Hurstel compareció por primera vez en persona. Vestido de naranja y con el cabello cubriéndole un ojo, el joven mantuvo una expresión distante y serena, sin mostrar reacción ante la gravedad de los cargos.
Al ser interrogado por el juez Raymond Rodriguez, Hurstel respondió con un escueto “sí” al confirmar su declaración de inocencia por motivos de demencia. Siete miembros de la familia presenciaron la comparecencia en silencio. El juez ordenó que el acusado continúe bajo custodia, recibiendo atención médica y psiquiátrica, así como vigilancia especial.
El proceso judicial sigue en curso y, según informó el medio estadounidens la próxima comparecencia de Hurstel ante el tribunal está prevista para el 20 de noviembre.