Santo Pipó despidió al médico que cuidó de la salud de todos por años
“No me compren un cajón, pónganme en uno de manzana y el más podrido”, siempre pedía el médico Otto Andrés “Cito” Pigerl a su esposa, Irma Storti. TRES GENERACI...
“No me compren un cajón, pónganme en uno de manzana y el más podrido”, siempre pedía el médico Otto Andrés “Cito” Pigerl a su esposa, Irma Storti.
TRES GENERACIONES. Otto llegó a operar junto a sus hijos y dos nietas.Su familia fue fiel a la sencillez y humildad que cultivó el primer médico de Santo Pipó durante toda su vida y lo despidió ayer junto a la comunidad, de 16 a 19, en el salón velatorio de la localidad.
“Es un momento muy triste pero estamos sus hijos, sus doce nietos y mi mamá, todos juntos y unidos para despedir a papá. Estuvimos todos con él estos últimos años, la verdad es que nos llevamos muy bien y nos queremos mucho… eso nos enseñó papá”, contó uno de sus tres hijos, Heno Pigerl en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Mi papá fue un modelo a seguir para sus hijos, por eso, de los tres, dos somos médicos y el otro técnico radiólogo. Lo admiramos desde chicos por su trabajo, su esfuerzo, dedicación y empuje. Siempre con su idea de progreso, que todo saldrá para adelante… así encaró su clínica, su familia y su club (Tigre de Santo Pipó) al que dedicó parte de su vida. Me acuerdo que pasaba a buscar a los chicos con un Ford A con acoplado para llevarlos al entrenamiento, los entrenaba y después los llevaba a sus casas. Volvía a casa y limpiaba los botines y traía los equipos para lavar… era increíble su empuje y nunca lo escuché quejarse”, recordó Heno.
“Como padre era estricto, nos tenía muy cortito a todos, pero ya de grande, como abuelo, era súper amoroso y malcriador”, dijo con cariño.
También Dante Pigerl recordó a su papá como estricto en su primera infancia “era tremendo cuando hacíamos alguna macana, por suerte con mi mamá formaron un gran equipo y cuando él se enojaba, ella lo calmaba, ambos lograban el equilibrio exacto porque cuando uno se enojaba el otro apaciguaba”.
Operó hasta los 86 años
La vida de Otto Pigerl fue de servicio al otro: a sus pacientes, a su familia, a su club y a toda su comunidad. Hoy todos lo recuerdan con inmensa gratitud.
“Disfruté mucho de mi papá, volví a Misiones ya graduado como médico y tuve el placer de compartir la medicina y el fútbol con él. Todos los días y todo el día, ejercíamos codo a codo como médicos, operamos juntos hasta sus 86 años y en los últimos años también operó junto a sus dos nietas médicas”, señaló Heno.
La familia del querido “médico del pueblo” como se lo describió en numerosas oportunidades está integrada por sus tres hijos, su esposa y sus doce nietos, diez mujeres y dos varones. “Hoy estamos todos acá para despedirlo, incluso una de sus nietas que está por hacer la residencia en Berlín (Alemania) y justo viajaba este viernes”.
Una larga enfermedadOtto falleció ayer a las 11.30 de la mañana luego de varios años de padecer el Mal de Parkinson. “Fue una enfermedad larga, con un deterioro progresivo, pero nos reconoció hasta este domingo, estos últimos días fueron muy duros, estamos muy cansados de tantos días sin dormir pero transitamos este momento juntos, en familia. Ahora trataremos de pasar su despedida de la forma menos estresante posible por mi mamá, que tiene 85 años y está muy triste. Ella fue su compañera en todas sus actividades”, contó Heno.
“Tenía sus momentos de lucidez, este domingo me pidió que me acercara para acariciarme la cabeza porque le gustaba la suavidad de la pelada”, señaló a este Diario otro de sus hijos, Dante Pigerl, quien fue ministro de Deporte de Misiones.
“Mi mamá está golpeada emocionalmente, ella fue una gran compañera, el año pasado cumplieron 60 años de casados. Juntos miraban fútbol y sabían de punta a punta todas las formaciones. Cuando mi papá todavía atendía como médico y llevaba a algún paciente de urgencia a Posadas en su propio auto porque no había ambulancia, mi mamá viajaba para ayudarlo. Incluso dejó la docencia para dedicarse a las tareas administrativas de la clínica”.
Anécdotas e historias compartidasDurante varias décadas, Otto Pigerl fue el único médico de familia de Santo Pipó y las colonias vecinas. Ayudó a nacer a miles de sus vecinos, a sus hijos y nietos.
“Hay toda una comunidad que le fue fiel y él a ellos. Las historias que lo involucran son numerosas, casi todos tienen una anécdota con él como médico y las recuerdan con mucho cariño”, indicaron sus hijos.
“Casi toda la comarca de Santo Pipó nació con mi papá pero también fue médico en Roca, Gisela, Irigoyen, Polana, Jardín América y Corpus. Durante muchos años fue el único médico de la zona… no recuerdo una Navidad o Año Nuevo que no se haya ido a atender a algún paciente. No había fin de semana, nada. Viniera quien viniera, sin un mango, sin nada, era atendido igual al que tenía las mejores prepagas. Mi viejo era impresionante, no paraba nunca, se entregaba al 100% en todo lo que hacía; fue presidente de la Asociación de Cooperativas de la provincia, también dio un montón por el fútbol y el club de sus amores”, reflexionó Dante.
También sus nietos se criaron viendo el estilo de vida de su abuelo, “él nos enseñó a todos con sus acciones más que palabras, siempre nos mostró la importancia del trabajo y el sacrificio… apenas dejaba lugar para la diversión”, reflexionó Dante.
Por su labor, Otto fue declarado “Ciudadano Ilustre” del pueblo y el Colegio de Médicos de Misiones inauguró con él en 2015 la distinción como médico del año, elegido por sus pares de la Sociedad de Medicina General y Familiar. Los premios quedaron como recuerdos, el cariño de la gente se lo llevó con él a su última morada.
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