La caída del empresario acusado de ser un insólito influencer del juego clandestino adolescente
Un operativo de la Policía Federal terminó en las últimas horas con el arresto de Matías Gabriel Garcilazo, acusado de ser el jefe de una asociación ilícita dedicada al juego clandestino prom...
Un operativo de la Policía Federal terminó en las últimas horas con el arresto de Matías Gabriel Garcilazo, acusado de ser el jefe de una asociación ilícita dedicada al juego clandestino promocionado en posteos de Instagram y en un bizarro streaming emitido por YouTube para realizar apuestas en vivo. La sospecha de la Justicia: recaudaba dinero de adolescentes.
Solo en Instagram, donde exhibe relojes y se muestra paseando en una Ferrari, Garcilazo era seguido por más de 86 mil usuarios. De 35 años, con domicilio fiscal en Loma Hermosa y registrado como comerciante minorista de alimentos en ARCA, aparece como socio en una empresa familiar dedicada al negocio de la indumentaria que fue conformada el mes pasado.
Garcilazo cayó en una mansión que ocupaba en un country de Pilar junto a su pareja, Paula Villafañe, acusada de ser su principal cómplice. Otros ocho sospechosos fueron detenidos en el marco de la causa, investigada por el fiscal Daniel Ichazo, titular de la UFI N°8 de Berazategui, especializada en delitos online con menores como víctimas, y trata de personas.
Los allanamientos continuaban en curso al cierre de esta nota. La lista entregada a las fuerzas de seguridad, con la división Ciberdelitos de la PFA entre ellas, incluye una orden de presentación en un club de fútbol de Primera División.
En la causa se empleó un agente encubierto que llevó a los investigadores a conocer el rol de los detenidos: ser los supuestos “cajeros” de Villafañe y Garcilazo.
En un documento del expediente se detalló que la banda tenía una “gradación jerarquizada de integrantes, siendo los denominados “cajeros” el primer estamento” de la asociación ilícita, “quienes revendían “fichas” a cualquier persona que los contactara, incluidos menores de edad".
“Dicha operación se concretaba mediante transferencias virtuales y comunicación de mensajería instantánea utilizando aplicaciones como WhatsApp o Telegram”, continúa el documento al que accedió Infobae.
La clave, como en el caso de Leonardo Cositorto, era mostrar éxito. En sus reels en Instagram, a Garcilazo se lo veía rodeado de motos de alta cilindrada, diciéndose “contento” porque un cliente había ganado “109 millones de pesos”. Los cajeros, en los comentarios, le expresaban su admiración.
En otro posteo detectado por la Justicia, la organización sorteó un implante mamario.
La encuestaEn el expediente, el fiscal Ichazo también incluyó una encuesta que apunta a definir la ludopatía infantil en su jurisdicción y que fue realizada por la Dirección de Enlace y Apoyo al Ministerio Público Fiscal con las respuestas de 2.933 estudiantes de Berazategui, Quilmes y Florencio Varela:
El 15% de los jóvenes que respondió admitió haber apostado de manera online en algún momento. Más del 80 por ciento aseguró haberlo hecho tras ver publicidades en redes o anuncios de influencers. El 6 por ciento dijo haber ido a la escuela “muchas veces sin dormir”. 42% de los jóvenes que aceptaron haber apostado aseguraron que el potencial riesgo de adicción del juego online les “da igual”. El 40% por ciento contó que sus padres no ejercen control sobre el contenido que consumen en su teléfono.La causa, precisamente, comenzó tras una denuncia anónima que aseguraba que un chico de 13 años participaba sin control alguno de apuestas promocionadas por redes sociales. Así, los investigadores llegaron a Garcilazo y su presunto negocio.