
En su mensaje por Pascuas, el papa Francisco pidió por la paz y la libertad
El papa Francisco, convaleciente tras una infección respiratoria que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días, se presentó este domingo en el balcón de la basílica de San Pedro para impartir l...
El papa Francisco, convaleciente tras una infección respiratoria que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días, se presentó este domingo en el balcón de la basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición “Urbi et Orbi” ante una multitud de 35.000 fieles congregados en la plaza vaticana.
A pesar de su visible debilidad y de estar en silla de ruedas, el pontífice expresó con firmeza: “No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”. Su presencia física en esta importante celebración fue un gesto de fortaleza y dedicación pastoral, aunque delegó la lectura de su mensaje pascual a un colaborador debido a sus dificultades para hablar.
La misa del Domingo de Resurrección fue oficiada por el cardenal Angelo Comastri, mientras Francisco se limitó a desear una “Buena Pascua” antes de impartir la bendición.
En su homilía, preparada especialmente para esta ocasión, invitó a los fieles a no “instalarse tranquilamente en alguna seguridad religiosa” sino a “ver más allá, para descubrir a Jesús”, recordando que Jesús “llora las lágrimas de quien sufre”. La celebración tuvo un significado especial este año, dado que Oriente y Occidente celebraron la Pascua en la misma fecha, lo que añadió un espíritu de unidad a la liturgia.
En su mensaje pascual, Francisco hizo un enérgico llamado a la paz en el conflicto de Gaza, instando a un cese del fuego, la liberación de los rehenes y la asistencia humanitaria para la población afectada. Manifestó su preocupación por el “creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo” y por la dramática crisis humanitaria que atraviesa la comunidad cristiana en Gaza, donde el conflicto sigue causando muerte y destrucción. El papa expresó su deseo de que “desde el Santo Sepulcro —Iglesia de la Resurrección— se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero”.
Francisco también criticó la escalada armamentística global, afirmando que “la paz tampoco es posible sin un verdadero desarme” y advirtió contra la “carrera general al rearme”. Instó a los líderes políticos a no ceder “a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo”. Además, pidió solidaridad con el pueblo birmano, afectado por conflictos armados y un devastador terremoto, y valoró el anuncio de un alto el fuego como un signo de esperanza para Myanmar.
Con particular énfasis, el papa condenó los ataques a hospitales y trabajadores humanitarios, recordando que “lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad”. En un contexto de creciente violencia y sufrimiento, Francisco clamó para que “nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano”. Además, aprovechó la ocasión para pedir que la Pascua sea un momento propicio para liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos.
Por otra parte, el papa recibió brevemente al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en su residencia de Casa Santa Marta para un saludo e intercambio de felicitaciones por la Pascua, en medio de relaciones complejas entre la Santa Sede y la administración estadounidense.
A pesar de su convalecencia, intentó mantener algunas actividades, como su visita a la basílica de San Pedro para rezar antes de la Vigilia del Sábado Santo y su tradicional visita a la cárcel romana de Regina Coeli durante la Semana Santa. Su aparición en la bendición “Urbi et Orbi” fue recibida con alegría por los fieles, quienes lo vieron como un testimonio de esperanza y fe renovada.
Fuente: Noticias Argentinas
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