Generales

El rol de la logística en la automatización de procesos industriales

“Para hacer más eficiente un proceso, primero hay que poder medirlo. Y para medir de manera continua y precisa, hay que automatizar”. Bajo esta consigna, Guillermo comparte su mirada sobre los...

“Para hacer más eficiente un proceso, primero hay que poder medirlo. Y para medir de manera continua y precisa, hay que automatizar”. Bajo esta consigna, Guillermo comparte su mirada sobre los avances tecnológicos que permiten integrar mediciones en tiempo real, el rol clave de la logística en un entorno cada vez más interconectado y las oportunidades que surgen cuando la automatización se combina con eficiencia y conocimiento técnico.

Para alguien que no está familiarizado con tu sector, ¿en qué consiste tu trabajo?

Trabajo con productos, soluciones y servicios de automatización de procesos industriales. Todo proceso automático necesita un lazo de control: un sensor mide una variable, esa información va a un procesador (como un PLC) y este toma una decisión para controlar algo, por ejemplo, abrir una válvula o apagar un motor. Desde un depósito de inodoro hasta una refinería, todo está lleno de estos sistemas. Yo trabajo con ese tipo de automatismos.

¿Cuáles son las oportunidades que abre la digitalización en los procesos industriales?

El campo es enorme. Para hacer más eficiente un proceso, primero hay que poder medirlo. Y para medir de manera continua y precisa, hay que automatizar. Aun en plantas muy industriales, hay tareas que se siguen haciendo manualmente.

Un ejemplo: en la industria citrícola de Tucumán, el concentrado de jugo de limón se controla por “grados Brix”. Antes se medía por lote, se mandaba al laboratorio y se ajustaba a mano. Hoy eso se puede automatizar con un caudalímetro que mide densidad en tiempo real y envía esa variable a un procesador que ajusta el proceso sin intervención humana. Eso ahorra tiempo y energía.

Lo digo siempre: no se trata solo del producto, sino de una solución. Este tipo de equipos está en cadenas de producción, directas o indirectas. Lo fundamental es que el instrumento sea el correcto para lo que se quiere medir, que esté bien instalado y que se mantenga bien.

Son productos para industrias de gas, minería, acero, alimentos y bebidas. Se usan para medir exactamente lo que entra en una botella, hasta en el proceso de crushing de soja. Siempre hay puntos del proceso que se pueden seguir mejorando.

¿Qué relación tiene tu sector con el comercio exterior?

Altísima. Las principales variables que se miden son caudal, nivel, presión, temperatura, pH, conductividad. En Argentina, solo se producen instrumentos muy básicos para temperatura. El resto es 100% importado, de nuestro sector y de todo el mercado. Así que estamos totalmente atados al comercio exterior. Si hay restricciones, tenemos problemas. A veces, por decisiones de la Secretaría de Comercio, se complica mucho, aunque por suerte eso está mejorando.

¿Cómo se maneja el abastecimiento? ¿Se hace stock?

Es casi imposible hacer stock por la enorme variabilidad de productos. Solo en caudalímetros existen más de 3 millones de combinaciones posibles. De esas, se venden anualmente cerca de 290.000 ítems distintos. Si sumás otras variables, es 10 veces más. Lo que hacemos es stockear algunas cosas estándar para ciertos segmentos específicos. Pero el 99% se produce por pedido.

En ese caso, ¿la logística debe estar muy ajustada?

Exacto. Nuestra logística tiene que ser muy dinámica. Casi todo lo importamos por avión. Los productos son pesados, pero no tan voluminosos. Un caudalímetro puede pesar más de 100 kilos, pero entra en un bulto manejable.

Se suele importar sobre todo de Europa y Brasil. Todo está coordinado desde el despacho en origen hasta la entrega final. Además, algo que nos ayudó mucho fue una decisión estratégica: producir cerca de los mercados. Eso nos salvó durante la crisis postpandemia. Mientras otros tardaban 8 meses, nosotros llegábamos en 70 días.

¿La normativa local afectó en algo su importación?

Hubo una vieja ley del Sistema Métrico Legal Argentino que pedía que ciertos caudalímetros fueran homologados por el INTI. La idea era buena: controlar los que se usan para transacciones fiscales. Pero afectaba equipos de uso interno que nada tenían que ver.

El problema era que el INTI no tenía medios para homologar, entonces se armaba un loop: sin homologación no se podía importar, pero no se podía homologar porque no había cómo. Hoy, eso está casi resuelto. Aduana y despachantes conocen el tema y aprueban excepciones rápido.

¿Los equipos se prueban antes de instalarse?

Sí, este tipo de productos se entrega con certificado de calibración de fábrica. Se carga el software, se energiza, se calibra y se emite un certificado homologado internacionalmente. Si el instrumento fue bien seleccionado, es “plug and play”.

¿Y en cuanto al mantenimiento? ¿Qué rol juega la logística?

En la experiencia del cliente, la logística suma o resta. Si se alarga el plazo, se complica. Un instrumento se debería calibrar todos los años, y eso implica desmontarlo, enviarlo, calibrarlo y devolverlo.

Para facilitar ese proceso, desarrollamos bancos de calibración móviles. Nos movemos a las plantas y, durante una parada de planta, calibramos decenas o cientos de equipos en sitio. Eso ahorra tiempo y evita demoras. Es una logística pensada para dar servicio en el lugar.

Fuente: https://www.infobae.com/movant/2025/10/21/el-rol-de-la-logistica-en-la-automatizacion-de-procesos-industriales/

Volver arriba